Los dientes permanentes pueden durar toda la vida si se cuidan bien. El riesgo de caries, enfermedades de las encías y pérdida de dientes puede reducirse con una buena higiene bucal, una dieta baja en azúcares y ácidos, el uso de un protector bucal cuando se practica deporte y visitas periódicas al dentista. Se recomienda que todos, incluidos los niños pequeños, visiten al dentista dos veces al año. Las técnicas modernas permiten realizar tratamientos dentales sin molestias, o con muy pocas.